viernes, 17 de abril de 2009

Estudios medicos sobre Tai Chi

El Dr. Wen Zee, cardiólogo de la Universidad de Hong Kong, ha estudiado los beneficios del Tai-Chi-Chuan desde 1949. Ha documentado los beneficios de la práctica regular para personas con hipertensión, úlceras, enfermedades cardiológicas y otros problemas crónicos. Se considera que esta disciplina actúa regulando la actividad del S.N.A. y liberando endorfinas al torrente sanguíneo, calmando así mente y cuerpo.
La práctica regular conduce a una homeostasis psicológica, un estado de equilibrio energético del cuerpo. Sus efectos incluyen la reducción de la tensión muscular, estabilización de la presión sanguínea y un incremento de la afluencia de sangre hacia los músculos y extremidades.
Los movimientos continuos, circulares, ejercitan las fibras musculares y lubrican las articulaciones en todas direcciones, mejorando el equilibrio postural y la flexibilidad.
La práctica del Tai-Chi-Chuan es ideal para cualquiera que desee incorporar suavemente: fuerza, flexibilidad, equilibrio y coordinación, a través de la lentitud y fluidez de sus movimientos circulares.

No tiene contraindicaciones:
Está dirigido a personas de cualquier edad y condición física, aún a aquellos con limitaciones para desplazarse, porque también se puede practicar sentado.
Durante su ejecución no hay ninguna postura o movimiento que impliquen esfuerzo físico.
No hay que sentarse ni acostarse en el suelo. No hace falta elevar demasiado las piernas.
Se trabaja siempre de pie, dándole mucha importancia a la semi-flexión de las rodillas, y al constante balanceo o cambio de peso de una pierna a la otra.
Respiración Chi kung:
Un punto fundamental que lo diferencia de cualquier gimnasia convencional, es la incorporación de la Respiración Abdominal Conciente, o Respiración Diafragmática. Esta se caracteriza por inhalar expandiendo el abdomen (hay un descenso del diafragma) para incorporar la energía del oxígeno desde la base de los pulmones. Y se exhala hundiendo completamente el abdomen ( el diafragma vuelve a subir) para vaciar completamente el aire impuro de los pulmones.

Efectos de la respiración abdominal:
-Con el descenso y ascenso del diafragma (éste se desplaza entre 3 y 4 veces más que lo normal) la presión intraabdominal cambia periódicamente, por lo tanto los órganos son masajeados rítmicamente y se produce un aumento de la secreción de jugos gástricos.
-Hay un importante estímulo del peristaltismo. Se favorece la circulación sanguínea y secreciones endocrinas.
-Mejora la función digestiva y la absorción intestinal.
-Se produce un aumento de la actividad del Sistema Parasimpático y disminución del Sistema Simpático. Hay aumento de la capacidad Cardiopulmonar.

Beneficios comprobados con la práctica:
- Relajación muscular y psicológica.
- Disminución de la frecuencia respiratoria y cardíaca.
- Aumento del peristaltismo intestinal.
- Mejora la estabilidad estática y en la marcha, disminuyendo la posibilidad de caídas.
- El fortalecimiento general evita fracturas ante eventuales caídas.
- Aumento del tono muscular.
- Aumento de la longitud del paso.
- Mejora de la respuesta refleja al deslizamiento y al disbalance.

Yi Chin Ching

El Clásico del cambio de músculos y tendones

El orígen de este Chi Kung elevado a la categoría de "clasico" (Ching o King) se remonta a las enseñanzas del místico Bodhidharma en el templo Shaolín. Bodhidharma (Da Mo) fué el iniciador del Budismo Chan en China que luego se transmitió al Japón donde devino el Zen.
"Da Mo, también conocido como Bodhidharma, fue príncipe de una pequeña tribu del sur de la India. Da Mo pertenecía a la escuela budista mahayana. Se cree que nació hacia el año 483 d.c. Da Mo fue invitado a predicar en China por el emperador Liang en el año 527 d.c. Cuando el emperador juzgó que no le agradaba la teoría budista de Da Mo, el monje se retiró al Templo Shaolín. Cuando éste llegó al templo vió que los sacerdotes eran débiles y enfermizos, así pues, se recluyó en un lugar para sopesar el problema. Cuando salió, tras nueve años de reclusión, escribió dos libros: el "Yi Chin Ching" (Tratado del Cambio Músculo / Tendón) y el "Shii Soei Ching" (Tratado del Lavado Médula / Cerebro). El Yi Chin Ching, enseñó a los monjes a recuperar su salud y a transformar sus débiles cuerpos en cuerpos fuertes."

La serie de ejercicios que integran el clásico nos enseñan que la fortificación del exterior y la purificación del interior del cuerpo deben considerarse como dos aspectos de un único gran método, destinado a la unificación de la materia con el espíritu. Asimismo y como acabamos de ver, este método es el resultado de la combinación de sistemas preconizados por maestros budistas y taoístas. Las principales especificaciones de este método son cinco:
1.- Quietud
Los ejercicios propuestos requieren quietud, de otra forma no es posible hacer penetrar en uno mismo la energía natural, escuchar los sonidos de la naturaleza y apreciar sus colores. Cuando el agua del lago está en calma, refleja la imagen de la Luna de forma nítida y clara. Cuando el espíritu está en calma, la energía natural puede penetrar permanentemente en el cuerpo.
2.- Lentitud
La práctica de estos movimientos debe estar impregnada por la lentitud, sólo así es posible flexibilizar a fondo los músculos y las articulaciones, y permitir que el Qi y la sangre circulen por el cuerpo, Para lograr la extensión, el desarrollo y la relajación, tanto de los músculos como de los tendones, la lentitud constituye la
principal condición a observar, la base fundamental de todo el método.
3.- Extensión
En cada movimiento, todos los tendones y todas las articulaciones deben ser, sin excepción alguna, estirados al máximo pero sin llegar a bloquearlos.
4.- Pausa
Una extensión máxima debe mantenerse durante cierto tiempo para aumentar la eficacia de la extensión, permitiendo liberar una energía mayor en el momento de la relajación.
5.- Flexibilidad Las extremidades y el tronco deben ser flexibles y estar distendidas. El objetivo es que la sangre circule sin obstáculos y que el Qi penetre profundamente en el cuerpo, donde su acción es comparable a la de una esponja que absorbiera el agua. Nuestros antepasados decían: "En verdad, la rigidez de los huesos y la flexibilidad de los músculos favorecen la libre circulación de la energía y de la sangre".

Una versión del Clásico esta integrada por las siguentes formas y trabajos:

Preparación: Puños cerrados con hueco en el centro de la mano. La punta de la lengua contra el paladar. Activar el plexo solar, masajeamos con mano derecha, a favor de las agujas del reloj, mano en boca del estómago.

1) Sostener el mortero, preparar la ofrenda. - Pértiga, o “presentar la ofrenda”. - Empujar el cielo. El León mira la cola.
2) Guiar el curso de las estrellas para iluminar el espíritu. Pico de grulla a coronilla y riñón, adelantando la pierna en punta de pie (lado de la mano que está arriba)
3) Traer los bueyes hacia el arado
4) Llevar y traer la montaña.
5) Colocar tres platos sobre el suelo. Si podemos, nos quedamos en rana.
6) Desenvainar el sable y ahuyentar a los fantasmas.
7) La serpiente repta, dos veces a cada lado, como en forma de Tai Chi.
8). El dragón azul saca las uñas y trae objetos preciosos. Tres movimientos a cada lado.
9). El tigre sale de la gruta.
10). Refrescarse en el arroyo.

Si querés saber más acerca de esto, escribime a migueltaichi@gmail.com

Wu wei, fluir con el universo

El Taoísmo es un sistema místico-filosófico, y la única religión autóctona china. Se basa principalmente en el Tao Te King, breve obra literaria atribuida al legendario Lao-Tze, nacido hacia el 604 a.C. Poco se sabe acerca de Lao-Tze, al extremo que su misma existencia es tema de controversia. El estudio y práctica del Tao supuestamente permitió a Lao Tze vivir más de 200 años, de acuerdo con lo cual habría sobrevivido a Confucio 129 años.

Tao significa camino o sendero, y se refiere al principio rector u ordenador del curso de la naturaleza. A diferencia de las divinidades "humanizadas”, el Tao es impersonal y tiene una naturaleza dual. Contiene dos principios complementarios: el yin (el principio pasivo, femenino, terrestre) y el yang (principio activo, masculino, celeste). Yin y el yang se hallan en constante flujo e interacción, y el equilibrio de estos principios gobierna la armonía y el bienestar de todas las cosas.
Este concepto clave del Taoísmo se expresa en un símbolo, el Tai Chi Tu ("diagrama de la esencia suprema", el famoso circulo del Tai Chi), que consiste en dos figuras fluidas, una blanca y otra negra, encerradas en un círculo. La figura blanca representa el yang y la negra el yin. Dentro de cada figura hay un punto del color opuesto, el yang menor y el yin menor, indicando que cada una de las fuerzas contiene a la opuesta. Las figuras están separadas, pero se originan la una en la otra y fluyen la una en la otra en un ciclo perpetuo. El Tai Chi Tu muestra que estas fuerzas fundamentales están en una oposición e interacción continua, y que esta dinámica subyace bajo todo lo que existe en el universo. El Tai Chi Tu representa todo, y también al ser humano, en el cual las fuerzas de la luz coexisten con las fuerzas de la oscuridad.
La primera descripción escrita del yin y el yang se encuentra en el I Ching, que relata el Gran Comienzo Original que engendró dos fuerzas primarias, las que a su vez engendraron cuatro imágenes, que a su vez engendraron los ocho trigramas del I Ching.

Te es la virtud o el poder del Tao, y se expresa en el Wu Wei (no-hacer), y que llevado a la órbita de la conducta humana se suele denominar Wei-Wu-Wei (hacer-no-haciendo), que es la inacción intencionada, entendida como una voluntaria no interferencia con lo que el universo nos va presentando. La naturaleza se manifiesta de manera espontánea y sin esfuerzo, y el Wu Wei consiste en dejarse llevar por el flujo de los acontecimientos. Así, el Taoísmo evita la agresión y los desafíos, buscando en cambio la pasividad. La rudeza y la agresión pueden ser vencidas por la suavidad, la gentileza, la mansedumbre y la humildad: el yang es contrarrestado y equilibrado por el yin. La finalidad ultima de vivir conforme al Te es la de "ser uno con el Tao", el retorno al Origen, a la Quietud Inicial, Wu Chi.
El Tao suele ser identificado con la naturaleza y aquí se aplica el mismo principio de pasividad: no se debe controlar a la naturaleza, sino respetarla e inclinarse ante sus fuerzas. La purificación espiritual en el Taoísmo llega a través de la purificación del corazón y la evitación o supresión de los deseos, lo que permite llegar a fundirse con el Uno. La meditación es la mejor forma de alcanzar este estado.
Cuando el Tao se expresa en el Ser, se genera la dinámica de los opuestos complementarios: el Yin y el Yang. Nuestra existencia transcurre entre estas “dos energías”, o màs bien aspectos antagónicos de la misma energía (chi), a través de los cuales se manifiesta la naturaleza. El hombre sabio aprende a estar en armonía entre la actividad y la pasividad, el equilibrio entre los opuestos nos da la oportunidad de lograr la Unidad.
Manejar el Yin y el Yang puede ser algo muy útil en la vida diaria, son fuerzas que se equilibran mutuamente, si seguimos el flujo del Yin y el Yang nuestra vida transcurrirá sin contratiempos, el equilibrio natural se establecerá si le damos la oportunidad. El sol sale cada día por el oriente y se oculta por el poniente, la noche da paso al día, las aves emigran en el invierno y las flores renacen en la primavera.

Wu Wei
El concepto del Wu-Wei ha sido interpretado de diversas maneras, desde el "sentarse quieto sin hacer nada" que se refiere más a la meditación, hasta el "no interferir con la naturaleza". Wu-Wei se refiere a la "no-acción”, es decir, a no ir en contra de lo natural, de lo contrario estaremos violentando la naturaleza. Pero tampoco debemos confundir Tao con acción y Wu Wei con apatía: nos han enseñado a luchar, a esforzarnos por conseguir algo, pero el Taoísmo nos enseña que "haciendo menos, logramos más". En lugar de perder energía luchando por que las cosas ocurran, debemos tomar conciencia de lo que realmente sucede, observando las fuerzas en acción sin dar la contra a dichas fuerzas, sino unirnos a su flujo para poder avanzar sin esfuerzo, de esta manera llegaremos más lejos.
El desarrollo de la Intuición es determinante para lograr identificar la dirección de las fuerzas en juego, y es la confianza absoluta en la naturaleza el resultado de este proceso interno. Con la práctica de la meditación, estática o en movimiento (Tai Chi Chuan), nos volvemos permeables a los mensajes de la naturaleza, y paulatinamente vamos cambiando fe por auto-conocimiento.
Hay que maximizar nuestra energía minimizando esfuerzos, lo que obtenemos en forma natural es lo que realmente perdura, como el talento del artista que se expresa sin esfuerzo, a diferencia de aquel que ha aprendido una técnica que debe repasar y practicar constantemente para no perderla. Hay que hacer la acción por la acción misma, sin esperar obtener un beneficio a cambio, esa es la verdadera libertad.
La vida, el Te, surge del Tao. Dado que la finalidad del Taoísmo es la de "ser uno con el Tao", el retorno al Origen, una de las maneras más sensatas de emprender el camino de regreso al Tao es simplificando nuestra vida cotidiana.
Frente a la vorágine cotidiana que nos vemos prácticamente obligados a llevar, la práctica del Tai Chi Chuan y la meditación parecen ejercicios pasivos. Sin embargo, esto no es así: no debemos perder de vista que Tai Chi es un concepto armónico, casi un sinónimo de equilibrio o moderación. La cultura occidental es absolutamente yang, intensa y desequilibrada, y al vivir inevitablemente inmersos en ella la asumimos como normal, al punto de caer en esta perspectiva de considerar como “yin” lo que en realidad es equilibrio. Tai Chi puede traducirse como “energía vital en suprema armonía”.
Simplificar la vida está en nuestras manos. Los seguidores del Tao valoran la vida tranquila, sencilla y modesta, no pretenden estar en primer lugar ni sobresalir de los demás, cada cual realiza su labor por sí misma y en consonancia con los demás. Nuestra paz interior depende de nuestras prioridades en el exterior.

La meditación
Buscar el Wu Wei mediante la meditación no debiera tener reglas sobre cómo actuar, ya que se trata exactamente de lo contrario. Por ello se suele decir que la práctica consiste en Wei-Wu-Wei, “hacer-no-haciendo”. Sin embargo, hay pautas generales comunes a toda meditación, que conviene tener presente para luego soltarse a la libertad total.
-Elegir una postura cómoda, puede ser acostado.
-Respirar suave pero algo más profundo y completo de lo habitual, mientras vamos tomando conciencia clara de nuestro estado físico y emocional. Buscar inducir un estado tranquilidad, cordialidad y amor suave.
-Lo mismo con los pensamientos, serenar la mente y dejar que los pensamientos que se crucen lleguen, y con indiferencia los dejamos ir. Evitar que el no poder poner la “mente en blanco” sea un motivo más de preocupación.
-Dedicar un tiempo a sentir cómo se produce el automatismo natural de la respiración. Tomar clara conciencia de estar sintiendo la propia respiración hasta notar que estamos en paz, y que la conciencia se va ahondando.
-Y nada más: mantener esa conciencia de uno mismo, sin mirar nada, sintiendo el silencio. Dejando fluir. Suelde decirse que meditar es ensanchar el limite entre la conciencia y la inconciencia, para dejar que la naturaleza se manifieste. Lo que es habitualmente una línea divisoria se irá transformando en una banda cada vez más ancha. El rio que separa las orillas se irá trasformando en un lago. Dentro de ese lago encontraremos el Wu Wei, el camino al Tao.
-Para salir de la práctica, también lo haremos de manera gradual, suavemente y sin brusquedades el retorno a los sentidos externos.

Meditar no es dormirse ni relajarse. La relajación es un medio para la apertura de la mente, para el favorecimiento de la vivencia, pero debemos mantenernos alertas para poder atesorar lo que la naturaleza “nos va a decir” cuando se manifieste. Sin embargo, esto no significa preocuparse o ponerse reglas fijas. En contraste de la meditación Budista, Wu Wei no tiene una práctica definida, una formula para seguir, es mucho más fácil y sencilla.
Cuando se consigue un grado de meditación y de silencio, estaremos frente a una experiencia única y ampliamente satisfactoria. Y el eco de esa experiencia se mantiene, aunque luego se disuelve hasta casi perderse, por la dispersión habitual con que vivimos lo exterior. Pero, a base de hacer este trabajo con regularidad, todos los días, se va consiguiendo mantener ese punto de conciencia profunda y de paz a lo largo de todo el día, mientras hay actividad.

Meditación en la vida diaria
Otra forma de meditar, de entrar en el silencio, es a través de la “actitud Wu Wei” frente a la actividad diaria. Por supuesto, necesitamos tener cierta práctica en la técnica “normal”, dado que si no es difícil. Pero la práctica del Chi Kung nos facilita bastante las cosas. La meditación activa es llevar el Wu Wei a la vida cotidiana: hacer sin hacer.
El concepto oriental es a menudo mal interpretado. No acción no debe confundirse con inactividad. Si el Tao requiere de nosotros una actividad cualquiera, por supuesto la realizamos. Por eso debemos aprender a afinar nuestra intuición y estar alertas para distinguir las manifestaciones de la naturaleza en la vida cotidiana, tal y como lo logramos en la meditación.
La flor, durante la floración esta en Wu Wei, no hace nada, simplemente es una flor, y florece. Si la flor “hiciera”, quizás podría preocuparse y elegir el color de sus pétalos, o renegar del lugar donde le toco estar plantada, o competir con la flor de al lado.
El Wu Wei es un estado libre de las inquietudes que nos atan, y ni siquiera tenemos que trabajar para alcanzarlo. Wu Wei nos espera en cualquier actividad que nos guste. “No hacer” significa no oponerse, lo cual no tiene nada que ver con la apatía sino con la eficiencia de nuestro accionar para con nosotros y para con el resto del universo.

Tai Chi y diabetes

Nueva York 8 abr 2008 (Europa Press).-

El antiguo arte del Tai-Chi puede ayudar a controlar e incluso reducir el riesgo de sufrir una diabetes tipo 2, según las conclusiones de dos estudios publicados este mes en la edición 'on line' de 'British Journal of Sports Medicine', uno realizado por investigadores de Taiwán y el otro por científicos australianos.
En uno de estos trabajos, el realizado por taiwaneses, se demostró que el Tai-Chi ayuda a largo plazo a reducir los niveles de azúcar en sangre en adultos con una edad media de 30 años con diabetes tipo 2. En el segundo trabajo, investigadores australianos descubrieron que la combinación de Tai-Chi y Qigong, otra antigua práctica china que combina movimientos suaves con meditación y técnicas de respiración, benefició a 11 adultos con riesgo de desarrollar una diabetes tipo 2.
Recientes estudios sugirieron que ambas modalidades de ejercicio moderado pueden reportar numerosos beneficios a la salud de los adultos más mayores, como bajar la presión sanguínea o reducir el riesgo de sufrir una caída o mejorar los síntomas de la artritis.
Para el primer trabajo, el doctor Kuender Yang y sus colaboradores del Chang Gung Memorial Hospital siguieron la evolución de 30 adultos de mediana edad y mayores con diabetes tipo dos. Durante doce semanas, los participantes del experimento asistieron a cases de Tai-Chi de una hora que se repitieron tres veces por semana. Al final, descubrieron que los pacientes con diabetes experimentaron una reducción de sus niveles de azúcar en sangre.
En el segundo estudio, el doctor Xin Liu y sus colaboradores de la Universidad de Queensland observaron los efectos de un programa que combinaba ejercicios de Tai-Chi y de Qigong entre 11 adultos de mediana edad y mayores con elevados niveles de azúcar en sangre. Siete de ellos tenían también síndromes metabólicos, como alta presión sanguínea, obesidad abdominal y colesterol alto.
Los investigadores encontraron que, tras 12 semanas, los participantes del trabajo mostraron un descenso en sus niveles de presión sanguínea y de azúcar en sangre, además de perder peso.

Beneficios del Tai Chi

Clarín, 29 de abril de 2007

El año pasado, un estudio científico probó que la meditación tiene efectos positivos en la salud humana. Ahora es el turno del Tai Chi Chuan, una disciplina con orígenes que se pueden rastrear en la China de hace 1.500 años.
A veces, durante los fines de semana, se puede ver a algunos seguidores de esta disciplina en parques o plazas, desplazándose con movimientos suaves, como felinos. Se los ve concentrados pero afables, como si realmente una fuerza interior los hiciera más plásticos.
La Universidad de California en Los Angeles, Estados Unidos, tiene una buena noticia para ellos: se pudo comprobar científicamente que esta práctica hace muy bien a la salud.
La investigación focalizó en esta forma no marcial del Tai Chi, una serie estandarizada de 20 complejos movimientos. Durante 25 semanas observaron a 112 adultos con edades entre 59 y 86 años. Llegaron a la conclusión de que los cultores de esta disciplina tenían fortalecido su sistema inmunológico tanto como aquellos que, por ejemplo, habían recibido la vacuna contra el virus de la varicela. Se comprobó, además, que sus efectos aeróbicos mejoran el metabolismo, la presión arterial, la circulación; y especialmente el equilibrio en las personas mayores.
"Lo primero que hay que aclarar es que esto es algo más que una gimnasia. Si una persona aprende los movimientos puede asimilar la forma, pero eso no significa conocer el arte que encierra", explica Chao Piao Sheng, un taiwanés que enseña en la Escuela Cheng Ming. Un discípulo de Wang Shu Chin, maestro legendario de esta modalidad.
Para Michael Irwin, investigador del Instituto Semel de Neurociencia y Conducta humana de la universidad californiana que llevó adelante este estudio, el Tai Chi también es especial. Según él, combina "una serie de movimientos lentos que tienen una cualidad meditativa e incorporan movimientos físicos y meditación". ¿Allí estará su secreto?

De la China, con amor

Es una práctica milenaria, pero a la Argentina, en forma estructurada (como clases), llegó en los 60, de la mano de Chan Kowk Wai. El Gran Maestro tuvo muchos discípulos, y algunos de ellos son los que están al frente de las decenas de institutos que se dedican a transmitir su doctrina de "energía, equilibrio y armonía" en todo el país.

Miguel Cantilo
El Tai Chi se ha convertido en uno de mis aliados. Hace un par de décadas comencé a tomar clases familiares con un maestro chino llamado Wang, un verdadero sabio que repetía: "El Tai-chi-chuan es salud. Es larga vida. Cura enfermedades. Es energía".
Yo aprendí un par de secuencias de movimientos y las practico con frecuencia variable, especialmente cuando registro un problema físico puntual, algún dolor muscular o articular. La circulación de energía que me produce esa secuencia es comparable a un servicio de tintorería para un traje. Cuando me vuelvo a "poner el cuerpo", me calza armónicamente como si recuperara la percha que había perdido en el ajetreo diario.

Lito Cruz
Practiqué Tai Chi Chuan durante muchos años, incluso llegué a incorporarlo en las clases de teatro, a través del maestro Wang, por la relajación y porque genera una concentración en el movimiento.
Al ejercitarlo, uno siente que el cuerpo no tiene fin, que la energía circula y no se detiene. Me parece que eso es muy importante en esta época en donde la computadora, como prolongación del cerebro, propone un desequilibro al descuidar el cuerpo, el alma.El Tai Chi ayuda a recuperar sensaciones primitivas, aquellas que el hombre antiguo conocía bien porque vivía en armonía con la naturaleza.

jueves, 16 de abril de 2009

Ba duan jin

El Ba Duan Jin, "las ocho piezas del brocado de seda", es una fabulosa serie de ejercicios de Chi Kung, que forma parte de los 4 clásicos oficiales junto al “Juego de los 5 animales”, el “Clásico del cambio de músculos y tendones” y los “Seis sonidos curativos”.

Con una antigüedad de unos 1.100 años, se caracteriza por la notable sencillez y efectividad de sus ejercicios, que son capaces de obrar en nuestra persona a nivel de los tres tesoros, afinando nuestra esencia, energía y espíritu, y dejándonos unificados, fortalecidos y embellecidos como brocado de seda (lujoso tejido de seda natural bordada con hilos de oro).
Existen básicamente dos grandes variantes: de pie y sentado. A la vez, hay un "ba duan jin" por cada maestro que lo enseña, lo cual es lógico siendo un cuerpo de ejercicios tan antiguo.
La siguiente es la versión que me transmitió mi maestro, una versión oficial aprobada por la Universidad de Pekín.
Es un listado de las formas, sin explicaciones técnicas. Si tienen alguna duda me mandan un mail a migueltaichi@gmail.com:

1.- Sostener la luna y empujar el cielo, armoniza el triple calentador.
2.- Girar para ver la luna llena, masajea todos los organos y meridianos del tronco y cuello.
3.- Separar las manos para cambiar estrellas de lugar, armoniza bazo y estómago.
4.- Apuntar al halcón lejano, armoniza pulmón y corazón.
5.- Tamborín chino, automasaje para distribuir el chi en todo el cuerpo y activar el cinturón naranja del tantien inferior-riñones.
6.- Penetrar la montaña lleva el chi a piernas y puños.
7.- El sauce al viento, armoniza la circulación del chi en la órbita microcósmica y nos conecta con el exterior, el macrocosmos.
8.- La grulla abre sus alas al cielo para llenarnos el corazón; y luego sacude sus plumas hacia la tierra para bajar el chi y armonizar los centros inferiores.

Terminamos caminando en 8, buscando el suelo como sin ver.
Felices prácticas!

lunes, 13 de abril de 2009

Los 10 esenciales del Tai Chi

1. Mantener la cabeza derecha, empujando hacia arriba.
La postura de la cabeza debe estar derecha y recta, con intención de elevar así el espíritu a la cúspide. No hay que usar la fuerza. Hacer esto provoca que la parte de atrás del cuello este rígida, con lo cual el chi y la sangre no pueden circular libremente. Debe tenerse una intención es vacía, libre y natural.






2. Contener el pecho y sacar la espalda.
El pecho es ligeramente reservado hacia el interior, lo cual hace que el chi se hunda en el “campo de cinabrio” (Tantien). Si el pecho se dilata hacia fuera, el chi se bloquea en esa región, la parte superior del cuerpo se vuelve pesada y la parte inferior ligera, y se pierde estabilidad. Sacar la espalda hace que el chi se pegue a la espalda. Si se contiene el pecho la espalda sale naturalmente, con lo cual se puede emitir una fuerza desde la columna que otros no podrán oponer.








3. Relajar la cintura.
La cintura es el comandante del cuerpo entero. Sólo después de que se pueda relajar la cintura las dos piernas tendrán fuerza y la parte inferior del cuerpo se encontrará estable. La alternancia de vacío y lleno derivan del giro de la cintura. Siempre que haya una carencia de fuerza en la ejecución de la forma, debe buscarse el remedio en la cintura y en las piernas. La fuerza proviene de la conexion con la tierra









4. Separar vacío y lleno.
En el arte del Tai Chi Chuan, separar lleno y vacío es la regla número uno. Si el cuerpo entero se sienta en la pierna derecha, entonces la pierna derecha se considera “llena” y la izquierda “vacía”. Si el cuerpo entero se sienta en la pierna izquierda, entonces la pierna izquierda es considerada “llena” y la derecha “vacía”. Sólo después de que pueda distinguirse lleno y vacío los movimientos de giro serán ligeros, ágiles y casi sin esfuerzo; si no, los pasos serán pesados y flojos, no se podrá estar de pie establemente.






5. Hundir los hombros y dejar caer los codos.
Hundir los hombros significa que estos se relajen y que cuelguen hacia abajo. Si los hombros se elevan, el chi los sigue y va hacia arriba, causando que el cuerpo entero carezca de fuerza. Dejar caer los codos significa que estos se encuentran relajados hacia abajo. Si los codos son elevados entonces los hombros no podrán hundirse.

6. Usar la intención en vez de la fuerza.
Los clásicos del Tai Chi dicen “esta es completamente una cuestión de usar la intención en vez de la fuerza”. Cuando practicamos Tai Chi Chuan el cuerpo entero debe estar relajedo para pode extenderse. No hay que emplear ni siquiera la cantidad más diminuta de fuerza bruta que causaría bloqueos (músculo - esqueléticos o circulatorios) que nos refrenen o inhiban a nosotros mismos. Algunos se preguntan: ¿si no uso la fuerza bruta, cómo puedo generar fuerza? La red de meridianos y canales de acupuntura a lo largo del cuerpo son como los canales sobre la tierra. Si los canales no están bloqueados, el agua circula. Si los meridianos no están obstruidos, el chi circula.
Mover el cuerpo con fuerza rígida o tiesa encharca los meridianos, el chi y la sangre se obstruyen, y los movimientos no son ágiles
Lo que debemos hacer es guiar el cuerpo entero cuando es movido. Si utilizamos la intención en vez de la fuerza, dondequiera que la intención va, allí va el Chi. De esta manera, después de mucha práctica, conseguiremos la verdadera fuerza interna. Esto es lo que los clásicos del Tai Chi quieren decir con: “Sólo al ser extremadamente suave será capaz de lograr la dureza extrema”.
Alguien que sea muy adepto al Tai Chi tiene los brazos como seda envuelta alrededor de hierro, inmensamente fuertes. Alguien que practique artes marciales externas, cuando está usando la fuerza, luce muy fuerte. La fuerza usada por artistas marciales externos es especialmente fácil de llevar o desviar, de aquí que no sea de mucho valor.

7. Sincronizar la parte superior e inferior del cuerpo.
En los clásicos del Tai Chi esto se expresa como: “Con raíz en los pies, emitido desde la pierna, gobernado por la cintura y manifestado en las manos y dedos, (debemos movernos) todo completo en un impulso”
Cuando las manos se mueven, la cintura y las piernas se mueven, y la mirada sigue con ellos. Sólo entonces podemos decir que la parte superior e inferior del cuerpo están sincronizadas. Si una parte no se mueve entonces no está
coordinada con el resto.







8. Combine lo interior con lo exterior.
Lo que practicamos en el Tai Chi depende del espíritu, de aquí el refrán: “El espíritu es el general, el cuerpo sus tropas”.
Si podemos levantar el espíritu, nuestros movimientos serán naturalmente ligeros y ágiles, la forma se vuelve nada más que vacío y lleno, abierto y cerrado. Cuando decimos “abierto”, no sólo quiere decir abrir los brazos o piernas; la intención mental debe abrirse junto con los miembros. Cuando decimos “cerrado”, no sólo quiere decir cerrar los brazos y piernas; la intención mental debe cerrarse junto con los miembros. Si se logra combinar lo interior y lo exterior en un solo impulso, entonces ambos se vuelven un todo sin fisuras.

9. Practicar continuamente y sin interrupción.
La fuerza en las artes marciales externas es un tipo de fuerza adquirida, fuerza bruta, de manera que tiene un principio y un final, momentos cuando continua y momentos cuando está cortada, de tal manera que cuando se usa la fuerza vieja y la fuerza nueva no ha surgido todavía, hay un momento cuando es sumamente fácil ser reprimido por un oponente.
En el Tai Chi usamos la intención en lugar de la fuerza, y desde el inicio hasta el final, fácil e incesantemente, se completa un ciclo y se devuelve al principio, circulando eternamente.
Esto es lo que los clásicos quieren decir con “Como el Yangtse o el Río Amarillo, fluyendo eternamente”, y “La fuerza que se mueve es como desenrrollar hilos de seda”. Ambos se refieren a unificarse en un solo impulso.



10. Buscar inmovilidad dentro del movimiento.
En Tai Chi usamos la inmovilidad para superar al movimiento, e incluso en movimiento, todavía se tiene la inmovilidad. Así es que cuando practiquemos la forma, hagámoslo suave, fluido y relativamente lento. Cuando lo hacemos así, la respiración se vuelve profunda y larga, el chi se hunde en el “campo de cinabrio” (Tantien).

Artes marciales internas y externas

En el arte marcial chino se ha establecido una división, relativamente moderna, entre lo que se denomina Artes Marciales Externas y Artes marciales Internas (Neijia). Esta división atiende al trabajo inicial de las artes marciales clasificadas en uno u otro grupo.

Las artes marciales externas se suelen denominar Shaolin y se asocian con el Budismo y las internas, WuDang y se asocian con el Taoismo, todo lo cual responde a las circunstancias históricas imprantes en su concepcion. Los escritos que establecen la vinculación entre conceptos filosóficos y la práctica del Tai Chi Chuan corresponden al siglo XIX y se alimentan de diversas corrientes, destacando el NeoConfucionismo.

Por artes marciales externas se entienden todas aquellas que tienen como primer objetivo el desarrollo del Qi a partir de los músculos para dirigirlo de éstos a los órganos internos. Mientras que en las internas el desarrollo del Qi se establece a partir de Tantien y se considera que la relajación es la base para que el Qi circule libremente. La finalidad de ambas es la misma, la expresión de la fuerza vital mediante el dominio del cuerpo energético.
Las artes marciales internas tienen en común muchos principios básicos y se fundamentan en criterios similares.
Se dice que "los estilos internos son flexibles como un látigo, potentes y penetrantes, los estilos blandos-duros son como el junco, blandos al principio y duros al final, se expresan como la explosión de una cañon; los estilos externos externos son como un palo".
En relación al combate, en general los estilos internos son aplicables a distancias medias, cortas.
Los estilos internos Chinos más difundidos son Hsing I Chuan, Xingyiquan, Tai Chi Chuan, Pa Kua Chang y Da Cheng Chuan

Los Tres Tesoros

Así como cada Tao Lu o secuencia de Tai Chi -desde la ingenua forma de 3 hasta la imposible de 108- gira en torno a una idea central, que es el retorno al vacío o quietud original desde el cual arrancamos, el trabajo de Chi Kung también tiene una intención clara con independencia del modo o ejercicio que elijamos para desarrollarla.

En Tai Chi trabajamos metafóricamente con los cuatro círculos: arrancamos del vacío original, esperamos la chispa que provoca la fecundación y polariza el universo, y damos rienda suelta al flujo del Tao para crear los “diez mil seres”, metáfora usada en la China antigua para abarcar la inconmensurable creación. Jugamos a crear el mundo hasta que nos aburrimos, nos cansamos o –sencillamente - terminamos la secuencia elegida, y vamos volviendo al origen: integramos la polaridad original, separamos yin y yang y esperamos que la respiración se serene, que la chispa se enfríe, para regresar a aquella quietud a partir de la cual comenzó todo.

En Chi Kung también hay un principio rector, desde el cual partimos y al cual tendemos a retornar, que es el de los tres tesoros (San Bao). El hombre tiene tres cofres o palacios donde guarda las joyas que lo hacen ser lo que es. El Chi kung, como “sistema” y/o actitud frente a la vida, trabaja sobre estos tres planos, que son la Esencia (Jing), la Energía (Chi) y el Espíritu (Shen).

El clásico Su Wen (Canon de la Medicina Interna del Emperador Amarillo, siglo I A.C.) dice: El cuerpo es el templo de la vida. La Energía es la fuerza de la vida. El Espíritu es el gobernador de la vida. Si uno de ellos se desbalancea, los tres son dañados. Cuando el espíritu toma el mando, el cuerpo lo sigue naturalmente, éste arreglo beneficia a los Tres Tesoros. Cuando el cuerpo guía el camino, el espíritu va solo, y esto daña a los Tres Tesoros.

Para la tradición Taoista, todos los humanos nacemos en este mundo dotados con los tres preciosos tesoros de vida. En virtud de ellos estamos capacitados para existir, funcionar y pensar. Estos tesoros componen nuestro legado natural, y el grado con el cual los protejamos y preservemos determinará el estado de nuestra salud y el lapso de nuestras vidas.

La Esencia se refiera al cuerpo físico de carne y hueso, incluyendo todos los materiales básicos que lo constituyen, particularmente los fluidos esenciales tal como sangre, liquidos, hormonas, etc. Su “reserva” es el Tantien inferior, el motor del cuerpo, ubicado cuatro dedos por debajo del ombligo.

La Energía es la fuerza primordial de la vida, que carga y moviliza cada célula y tejido del cuerpo vivo, y activa sus funciones vitales. Vive en el corazón, en el Tantien medio, al cual accedemos desde el esternón.

El Espíritu abarca todos los aspectos de la mente, incluyendo conciencia y conocimiento, pensamiento y sentimiento, voluntad y empeño. La medicina china lo ubica físicamente en el cerebro, el Tantien superior, y se accede a él a través del entrecejo. Sin embargo, la casa está arriba pero el Shen hace raíz en el corazón, por lo cual sentimientos, chi y espíritu están fuertemente vinculados.

Cada uno de los Tres Tesoros tiene dos aspectos fundamentales, conocidos como “prenatal” (hsien-tien) y “postnatal” (hou-tien), o primordial y temporal. El aspecto prenatal son las cualidades puras que preceden al nacimiento e implantadas en el embrión fertilizado en el momento de la concepción. Los aspectos postnatales son las manifestaciones temporales que se desarrollan después del nacimiento, comenzando en el momento en el que se corta el cordón umbilical y el niño obtiene el primer aliento de aire. Prenatalmente, los Tres Tesoros son una unidad amorfa e indivisible, pero ellos se separan después de nacer y toman sus respectivos aspectos temporales, por eso se tornan vulnerables de agotamiento y decadencia.

En el Chi kung la referencia a los tres tesoros es constante, desde allí venimos y hacia allí nos dirigimos en cada práctica. Chi Kung, y -por lo tanto- Tai Chi Chuan como lo practicamos en clase, es ejercicio físico, energético y espiritual. Uno de los propósitos primarios de las prácticas es restaurar la unidad y la pureza primordial de la esencia, energía y espíritu con el fin de prevenir la enfermedad y la degeneración del organismo humano postnatal, retardando el proceso de envejecimiento y prolongando la vida.
Cultivamos el cuerpo, templo de la vida. En un cuerpo sano, el Chi fluye, la vida se mueve. Cuando la vida fluye por el cuerpo, el espíritu se eleva y nos hace unos con el cosmos, con el cielo y la tierra. Y cuando somos uno con el cosmos, cuando somos uno con el orden natural, todo es perfecto, el universo se ofrece a nuestros pies. Somos parte de los “diez mil seres” que componen la creación, somos suprema armonía entre los opuestos complementarios, somos Tai Chi.

Tai Chi Chuan

El Tai Chi Chuan -o simplemente Tai Chi- es un arte marcial de origen chino, desarrollado hace unos 200 años, y pertenece al conjunto de las denominadas artes marciales internas, dado que la fuerza que se utiliza para enfrentar al oponente no se desarrolla “afuera” (es decir, únicamente en los músculos) sino “adentro” mediante técnicas físicas, respiratorias y meditativas, y luego se la proyecta hacia el exterior.

Precisamente por este motivo, se cree que desde un principio el Tai Chi fue utilizado más como Chi Kung que como arte de combate. Chi Kung, literalmente “cultivo de la fuerza vital mediante el esfuerzo”, es un nombre genérico que se da a una amplia variedad de ejercicios entre los cuales se encuentra el Tai Chi, y que se caracterizan por su finalidad común: el mejoramiento y preservación de la salud a través del cultivo del cuerpo, la energía vital y la serenidad interior.

Suele decirse que el Tai Chi es el “techo” del Chi Kung, en el sentido de que es el mejor de todos los ejercicios. Esto es un poco injusto con las otras prácticas, ya que entre todas conforman un verdadero arsenal preventivo y sanador. Pero por otra parte, es cierto que el Tai Chi es el más complejo a nivel técnico, de lo cual deriva su incomparable belleza, y a nivel filosófico ya que está vinculado a la forma en que los chinos conciben el origen y desarrollo del universo.

El Tai Chi Chuan recibe su nombre en base a un concepto omnipresente en la cultura china, que es el Tai Chi y significa “suprema armonía entre los principios opuestos y complementarios de la naturaleza”. Estos opuestos son los conocidos Yin y Yang, y esta armonía se expresa en el clásico esquema de las dos fuerzas en constante flujo circular, cada una con el germen de la contraria en su seno.

Todo ejercicio de Chi Kung gira en torno al desarrollo y armonización de los Tres Tesoros de la Vida, que son la esencia, la energía y el espíritu.
Por esencia entendemos nuestra parte más densa, el cuerpo y sus líquidos, los músculos y huesos. En la Medicina Tradicional China se llama al cuerpo el Templo de la Vida, y su reserva esencial es ubicada en el bajo vientre, cuatro dedos por debajo del ombligo y cuatro dedos hacia adentro.
La energía es el “Motor de la Vida”, es lo que activa y pone en funcionamiento al tesoro anterior. Esta energía, denominada Chi, es la misma que sustenta al resto de las cosas del Universo, y que se concreta de diferente manera al condensarse en cada ser particular. Su sede física es el corazón, al cual accedemos a través del esternón.
Finalmente, el Shen es el espíritu o mente. Es la parte infinita que habita nuestro cuerpo, y no esta sujeto a limitaciones de tiempo o espacio. Habita en el “tercer ojo”, la glándula pineal, al cual accedemos a través del entrecejo.

Mediante la práctica regular de Tai Chi y Chi Kung fortalecemos nuestra Esencia, reponemos en cantidad y calidad el Chi que nos mantiene vivos y funcionando, y elevando el Shen aprendemos a comprendernos como una unidad orgánica con el resto de la naturaleza.
Según los antiguos sabios chinos, en ello radica el sentido de la vida y el secreto de la salud, alegría y longevidad.