lunes, 13 de abril de 2009

Los Tres Tesoros

Así como cada Tao Lu o secuencia de Tai Chi -desde la ingenua forma de 3 hasta la imposible de 108- gira en torno a una idea central, que es el retorno al vacío o quietud original desde el cual arrancamos, el trabajo de Chi Kung también tiene una intención clara con independencia del modo o ejercicio que elijamos para desarrollarla.

En Tai Chi trabajamos metafóricamente con los cuatro círculos: arrancamos del vacío original, esperamos la chispa que provoca la fecundación y polariza el universo, y damos rienda suelta al flujo del Tao para crear los “diez mil seres”, metáfora usada en la China antigua para abarcar la inconmensurable creación. Jugamos a crear el mundo hasta que nos aburrimos, nos cansamos o –sencillamente - terminamos la secuencia elegida, y vamos volviendo al origen: integramos la polaridad original, separamos yin y yang y esperamos que la respiración se serene, que la chispa se enfríe, para regresar a aquella quietud a partir de la cual comenzó todo.

En Chi Kung también hay un principio rector, desde el cual partimos y al cual tendemos a retornar, que es el de los tres tesoros (San Bao). El hombre tiene tres cofres o palacios donde guarda las joyas que lo hacen ser lo que es. El Chi kung, como “sistema” y/o actitud frente a la vida, trabaja sobre estos tres planos, que son la Esencia (Jing), la Energía (Chi) y el Espíritu (Shen).

El clásico Su Wen (Canon de la Medicina Interna del Emperador Amarillo, siglo I A.C.) dice: El cuerpo es el templo de la vida. La Energía es la fuerza de la vida. El Espíritu es el gobernador de la vida. Si uno de ellos se desbalancea, los tres son dañados. Cuando el espíritu toma el mando, el cuerpo lo sigue naturalmente, éste arreglo beneficia a los Tres Tesoros. Cuando el cuerpo guía el camino, el espíritu va solo, y esto daña a los Tres Tesoros.

Para la tradición Taoista, todos los humanos nacemos en este mundo dotados con los tres preciosos tesoros de vida. En virtud de ellos estamos capacitados para existir, funcionar y pensar. Estos tesoros componen nuestro legado natural, y el grado con el cual los protejamos y preservemos determinará el estado de nuestra salud y el lapso de nuestras vidas.

La Esencia se refiera al cuerpo físico de carne y hueso, incluyendo todos los materiales básicos que lo constituyen, particularmente los fluidos esenciales tal como sangre, liquidos, hormonas, etc. Su “reserva” es el Tantien inferior, el motor del cuerpo, ubicado cuatro dedos por debajo del ombligo.

La Energía es la fuerza primordial de la vida, que carga y moviliza cada célula y tejido del cuerpo vivo, y activa sus funciones vitales. Vive en el corazón, en el Tantien medio, al cual accedemos desde el esternón.

El Espíritu abarca todos los aspectos de la mente, incluyendo conciencia y conocimiento, pensamiento y sentimiento, voluntad y empeño. La medicina china lo ubica físicamente en el cerebro, el Tantien superior, y se accede a él a través del entrecejo. Sin embargo, la casa está arriba pero el Shen hace raíz en el corazón, por lo cual sentimientos, chi y espíritu están fuertemente vinculados.

Cada uno de los Tres Tesoros tiene dos aspectos fundamentales, conocidos como “prenatal” (hsien-tien) y “postnatal” (hou-tien), o primordial y temporal. El aspecto prenatal son las cualidades puras que preceden al nacimiento e implantadas en el embrión fertilizado en el momento de la concepción. Los aspectos postnatales son las manifestaciones temporales que se desarrollan después del nacimiento, comenzando en el momento en el que se corta el cordón umbilical y el niño obtiene el primer aliento de aire. Prenatalmente, los Tres Tesoros son una unidad amorfa e indivisible, pero ellos se separan después de nacer y toman sus respectivos aspectos temporales, por eso se tornan vulnerables de agotamiento y decadencia.

En el Chi kung la referencia a los tres tesoros es constante, desde allí venimos y hacia allí nos dirigimos en cada práctica. Chi Kung, y -por lo tanto- Tai Chi Chuan como lo practicamos en clase, es ejercicio físico, energético y espiritual. Uno de los propósitos primarios de las prácticas es restaurar la unidad y la pureza primordial de la esencia, energía y espíritu con el fin de prevenir la enfermedad y la degeneración del organismo humano postnatal, retardando el proceso de envejecimiento y prolongando la vida.
Cultivamos el cuerpo, templo de la vida. En un cuerpo sano, el Chi fluye, la vida se mueve. Cuando la vida fluye por el cuerpo, el espíritu se eleva y nos hace unos con el cosmos, con el cielo y la tierra. Y cuando somos uno con el cosmos, cuando somos uno con el orden natural, todo es perfecto, el universo se ofrece a nuestros pies. Somos parte de los “diez mil seres” que componen la creación, somos suprema armonía entre los opuestos complementarios, somos Tai Chi.

No hay comentarios: