El propio Sensei Usui afirmaba que no estaba del todo seguro de qué manera funcionaba su método, usando conceptos como “curar con la mente de Dios o Buda”, “poder psíquico de curar” o sanar “mediante el poder intuitivo del universo”. No obstante, prefería no perder tiempo con la teoría sino limitarse a practicar y concentrarse en los resultados.Una de las explicaciones más comprensibles del funcionamiento es imaginar que la persona del receptor (primero uno mismo, y después nuestros eventuales compañeros de práctica) es un vaso con agua turbia al cual le aplicamos agua limpia hasta que se empiece a desbordar. El agua pura se empieza a mezclar con la del vaso, y llegará un punto que ya no quedarán vestigios de impurezas.
Se supone que cuando estamos restaurados energéticamente, tendemos naturalmente a estar sanos, equilibrados, felices, serenos, etc. En cualquier caso, me remito a la actitud de Sensei Usui, que dejaba de lado los intentos de racionalizar el modo de actuar de la energía espiritual, para concentrarse en la práctica y los efectos.
Habíamos visto ya que todos los seres y cosas que existen somos diferentes concreciones de una energía prima. En este sentido, cada ser está vinculado por esta energía madre con los demás seres, y con el medioambiente en que se desarrolla. Todo lo que sucede en el universo, entonces, y todo lo que hacemos en el mundo (desde nuestras funciones vitales hasta nuestras relaciones humanas, el lugar donde vivimos, etc.) son intercambios energéticos. Por ello, suele decirse que Reiki sirve para todo.
Esto puede sonar un poco falto de moderación, pero es que realmente es asi: la canalización de Reiki consiste básicamente en una restauración energética para estimular el buen desarrollo de los procesos naturales. Si todas las cosas que hacemos en nuestra vida son intercambios energéticos, todo puede recibir Reiki para que funcione del mejor modo posible.
Ahora bien, este “funcionar del mejor modo posible” no siempre puede ser equivalente a “funcionar del modo que se nos antoja”. No es aconsejable ilusionarnos con obtener de Reiki un resultado concreto, pero también es cierto que podemos esperar cualquier cosa, en el mejor de los sentidos.
En fin, cada cual deberá ir avanzando en su propio camino, con confianza en que el universo suele proveer todo lo que necesitamos si estamos suficientemente abiertos para aceptarlo de esa manera y desapegarnos de resultados concretos.
Algunos ejemplos de aplicación de Reiki en diversos planos vinculados con la calidad de vida: aliviar dolores, lesiones, sobrepeso, hábitos dañinos, estrés, insomnio, metas laborales concretas, ansiedad, infelicidad, tristeza, armonía espiritual, paz y equilibrio, sentirse "Mas cerca de Dios" etc.

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