
El Taoísmo es un sistema místico-filosófico, y la única religión autóctona china. Se basa principalmente en el
Tao Te King, breve obra literaria atribuida al legendario Lao-Tze, nacido hacia el 604 a.C. Poco se sabe acerca de Lao-Tze, al extremo que su misma existencia es tema de controversia. El estudio y práctica del Tao supuestamente permitió a Lao Tze vivir más de 200 años, de acuerdo con lo cual habría sobrevivido a Confucio 129 años.
Tao significa camino o sendero, y se refiere al principio rector u ordenador del curso de la naturaleza. A diferencia de las divinidades "humanizadas”, el Tao es impersonal y tiene una naturaleza dual. Contiene dos principios complementarios: el yin (el principio pasivo, femenino, terrestre) y el yang (principio activo, masculino, celeste). Yin y el yang se hallan en constante flujo e interacción, y el equilibrio de estos principios gobierna la armonía y el bienestar de todas las cosas.

Este concepto clave del Taoísmo se expresa en un símbolo, el Tai Chi Tu ("diagrama de la esencia suprema", el famoso circulo del Tai Chi), que consiste en dos figuras fluidas, una blanca y otra negra, encerradas en un círculo. La figura blanca representa el yang y la negra el yin. Dentro de cada figura hay un punto del color opuesto, el yang menor y el yin menor, indicando que cada una de las fuerzas contiene a la opuesta. Las figuras están separadas, pero se originan la una en la otra y fluyen la una en la otra en un ciclo perpetuo. El Tai Chi Tu muestra que estas fuerzas fundamentales están en una oposición e interacción continua, y que esta dinámica subyace bajo todo lo que existe en el universo. El Tai Chi Tu representa todo, y también al ser humano, en el cual las fuerzas de la luz coexisten con las fuerzas de la oscuridad.
La primera descripción escrita del yin y el yang se encuentra en el I Ching, que relata el Gran Comienzo Original que engendró dos fuerzas primarias, las que a su vez engendraron cuatro imágenes, que a su vez engendraron los ocho trigramas del I Ching.
Te es la virtud o el poder del Tao, y se expresa en el Wu Wei (no-hacer), y que llevado a la órbita de la conducta humana se suele denominar Wei-Wu-Wei (hacer-no-haciendo), que es la inacción intencionada, entendida como una voluntaria no interferencia con lo que el universo nos va presentando. La naturaleza se manifiesta de manera espontánea y sin esfuerzo, y el Wu Wei consiste en dejarse llevar por el flujo de los acontecimientos. Así, el Taoísmo evita la agresión y los desafíos, buscando en cambio la pasividad. La rudeza y la agresión pueden ser vencidas por la suavidad, la gentileza, la mansedumbre y la humildad: el yang es contrarrestado y equilibrado por el yin. La finalidad ultima de vivir conforme al Te es la de "ser uno con el Tao", el retorno al Origen, a la Quietud Inicial, Wu Chi.
El Tao suele ser identificado con la naturaleza y aquí se aplica el mismo principio de pasividad: no se debe controlar a la naturaleza, sino respetarla e inclinarse ante sus fuerzas. La purificación espiritual en el Taoísmo llega a través de la purificación del corazón y la evitación o supresión de los deseos, lo que permite llegar a fundirse con el Uno. La meditación es la mejor forma de alcanzar este estado.
Cuando el Tao se expresa en el Ser, se genera la dinámica de los opuestos complementarios: el Yin y el Yang. Nuestra existencia transcurre entre estas “dos energías”, o màs bien aspectos antagónicos de la misma energía (chi), a través de los cuales se manifiesta la naturaleza. El hombre sabio aprende a estar en armonía entre la actividad y la pasividad, el equilibrio entre los opuestos nos da la oportunidad de lograr la Unidad.
Manejar el Yin y el Yang puede ser algo muy útil en la vida diaria, son fuerzas que se equilibran mutuamente, si seguimos el flujo del Yin y el Yang nuestra vida transcurrirá sin contratiempos, el equilibrio natural se establecerá si le damos la oportunidad. El sol sale cada día por el oriente y se oculta por el poniente, la noche da paso al día, las aves emigran en el invierno y las flores renacen en la primavera.
Wu Wei
El concepto del Wu-Wei ha sido interpretado de diversas maneras, desde el "sentarse quieto sin hacer nada" que se refiere más a la meditación, hasta el "no interferir con la naturaleza". Wu-Wei se refiere a la "no-acción”, es decir, a no ir en contra de lo natural, de lo contrario estaremos violentando la naturaleza. Pero tampoco debemos confundir Tao con acción y Wu Wei con apatía: nos han enseñado a luchar, a esforzarnos por conseguir algo, pero el Taoísmo nos enseña que "haciendo menos, logramos más". En lugar de perder energía luchando por que las cosas ocurran, debemos tomar conciencia de lo que realmente sucede, observando las fuerzas en acción sin dar la contra a dichas fuerzas, sino unirnos a su flujo para poder avanzar sin esfuerzo, de esta manera llegaremos más lejos.
El desarrollo de la Intuición es determinante para lograr identificar la dirección de las fuerzas en juego, y es la confianza absoluta en la naturaleza el resultado de este proceso interno. Con la práctica de la meditación, estática o en movimiento (Tai Chi Chuan), nos volvemos permeables a los mensajes de la naturaleza, y paulatinamente vamos cambiando fe por auto-conocimiento.
Hay que maximizar nuestra energía minimizando esfuerzos, lo que obtenemos en forma natural es lo que realmente perdura, como el talento del artista que se expresa sin esfuerzo, a diferencia de aquel que ha aprendido una técnica que debe repasar y practicar constantemente para no perderla. Hay que hacer la acción por la acción misma, sin esperar obtener un beneficio a cambio, esa es la verdadera libertad.
La vida, el Te, surge del Tao. Dado que la finalidad del Taoísmo es la de "ser uno con el Tao", el retorno al Origen, una de las maneras más sensatas de emprender el camino de regreso al Tao es simplificando nuestra vida cotidiana.
Frente a la vorágine cotidiana que nos vemos prácticamente obligados a llevar, la práctica del Tai Chi Chuan y la meditación parecen ejercicios pasivos. Sin embargo, esto no es así: no debemos perder de vista que Tai Chi es un concepto armónico, casi un sinónimo de equilibrio o moderación. La cultura occidental es absolutamente yang, intensa y desequilibrada, y al vivir inevitablemente inmersos en ella la asumimos como normal, al punto de caer en esta perspectiva de considerar como “yin” lo que en realidad es equilibrio. Tai Chi puede traducirse como “energía vital en suprema armonía”.
Simplificar la vida está en nuestras manos. Los seguidores del Tao valoran la vida tranquila, sencilla y modesta, no pretenden estar en primer lugar ni sobresalir de los demás, cada cual realiza su labor por sí misma y en consonancia con los demás. Nuestra paz interior depende de nuestras prioridades en el exterior.
La meditación
Buscar el Wu Wei mediante la meditación no debiera tener reglas sobre cómo actuar, ya que se trata exactamente de lo contrario. Por ello se suele decir que la práctica consiste en Wei-Wu-Wei, “hacer-no-haciendo”. Sin embargo, hay pautas generales comunes a toda meditación, que conviene tener presente para luego soltarse a la libertad total.
-Elegir una postura cómoda, puede ser acostado.
-Respirar suave pero algo más profundo y completo de lo habitual, mientras vamos tomando conciencia clara de nuestro estado físico y emocional. Buscar inducir un estado tranquilidad, cordialidad y amor suave.
-Lo mismo con los pensamientos, serenar la mente y dejar que los pensamientos que se crucen lleguen, y con indiferencia los dejamos ir. Evitar que el no poder poner la “mente en blanco” sea un motivo más de preocupación.
-Dedicar un tiempo a sentir cómo se produce el automatismo natural de la respiración. Tomar clara conciencia de estar sintiendo la propia respiración hasta notar que estamos en paz, y que la conciencia se va ahondando.
-Y nada más: mantener esa conciencia de uno mismo, sin mirar nada, sintiendo el silencio. Dejando fluir. Suelde decirse que meditar es ensanchar el limite entre la conciencia y la inconciencia, para dejar que la naturaleza se manifieste. Lo que es habitualmente una línea divisoria se irá transformando en una banda cada vez más ancha. El rio que separa las orillas se irá trasformando en un lago. Dentro de ese lago encontraremos el Wu Wei, el camino al Tao.
-Para salir de la práctica, también lo haremos de manera gradual, suavemente y sin brusquedades el retorno a los sentidos externos.
Meditar no es dormirse ni relajarse. La relajación es un medio para la apertura de la mente, para el favorecimiento de la vivencia, pero debemos mantenernos alertas para poder atesorar lo que la naturaleza “nos va a decir” cuando se manifieste. Sin embargo, esto no significa preocuparse o ponerse reglas fijas. En contraste de la meditación Budista, Wu Wei no tiene una práctica definida, una formula para seguir, es mucho más fácil y sencilla.
Cuando se consigue un grado de meditación y de silencio, estaremos frente a una experiencia única y ampliamente satisfactoria. Y el eco de esa experiencia se mantiene, aunque luego se disuelve hasta casi perderse, por la dispersión habitual con que vivimos lo exterior. Pero, a base de hacer este trabajo con regularidad, todos los días, se va consiguiendo mantener ese punto de conciencia profunda y de paz a lo largo de todo el día, mientras hay actividad.
Meditación en la vida diaria
Otra forma de meditar, de entrar en el silencio, es a través de la “actitud Wu Wei” frente a la actividad diaria. Por supuesto, necesitamos tener cierta práctica en la técnica “normal”, dado que si no es difícil. Pero la práctica del Chi Kung nos facilita bastante las cosas. La meditación activa es llevar el Wu Wei a la vida cotidiana: hacer sin hacer.
El concepto oriental es a menudo mal interpretado. No acción no debe confundirse con inactividad. Si el Tao requiere de nosotros una actividad cualquiera, por supuesto la realizamos. Por eso debemos aprender a afinar nuestra intuición y estar alertas para distinguir las manifestaciones de la naturaleza en la vida cotidiana, tal y como lo logramos en la meditación.
La flor, durante la floración esta en Wu Wei, no hace nada, simplemente es una flor, y florece. Si la flor “hiciera”, quizás podría preocuparse y elegir el color de sus pétalos, o renegar del lugar donde le toco estar plantada, o competir con la flor de al lado.
El Wu Wei es un estado libre de las inquietudes que nos atan, y ni siquiera tenemos que trabajar para alcanzarlo. Wu Wei nos espera en cualquier actividad que nos guste. “No hacer” significa no oponerse, lo cual no tiene nada que ver con la apatía sino con la eficiencia de nuestro accionar para con nosotros y para con el resto del universo.